Jul. 10, 2020

Cuando falla el Equilibrio

Las últimas dos apariciones públicas de Carlos Alvarado han sido simplemente espeluznantes. Y no sólo por lo que superficialmente revelan, sino por lo que permiten deducir.

En la conferencia del pasado miércoles, se mostró “indignadísimo” de que hubiese gente intentando sacar provecho de la pandemia para ganar puntaje político. El chiste se cuenta solo.

Podríamos llenar páginas enteras con las instancias en que el inquilino de Zapote ha querido autoexaltarse como el magno “superhéroe” que salvaría al país y al mundo (una pose que ya venía asumiendo cada vez que podía, desde mucho antes de que apareciera el COVID-19). Y señalar las múltiples veces en que quedó expuesto el deseo de incubar candidaturas desde las conferencias de prensa y reparar el minúsculo capital político que le dejaban la UPAD, el precio del tren eléctrico conyugal, la “sopa de impuestos”, los continuos escándalos y el desempleo. O incluso mencionar el mismo hecho de centralizar la información en Casa Presidencial y realizar más de 100 conferencias de prensa, una tras otra, para una “pasarela de jerarcas” cada mediodía, en vez de poner sencillamente un reporte oficial en tiempo real sobre el avance de los casos y la ocupación hospitalaria, como se hace en el resto de los países… Afortunadamente, no será tan necesario que lo repitamos ahora, pues ya se lo están reprochando hasta sus propios voceros de prensa, hasta hace poco aliados incondicionales y sumamente útiles para su agenda: Ignacio Santos, Amelia Rueda, Randall Rivera…

Ahora bien, es comprensible esa ficticia “indignación” de Alvarado. Dado que él y los de su especie piensan únicamente en términos de manipulación electoral (nunca han demostrado ser capaces de pensar en otra cosa), es natural que crean que todos los demás también lo hacemos; y por eso los vemos gritando en todas partes que fulano los critica o señala solamente porque tiene, o tuvo, o algún día tendrá, aspiraciones políticas. Claro, eso de tener o haber tenido aspiraciones es (según el PAC y sus repetidoras) el peor grado de maldad, mucho peor que mandar a matar niños, arrancarles plata a los pobres o estafar al Estado; y sólo gente tan inteligente y bondadosa como ellos puede hacerlo “sacrificándose” por la Patria. Los demás, por favor procedan a aplaudirles o en su defecto a callarse.

Lo que realmente debe escalofriarnos, empero, es la frescura con la que Alvarado y su séquito de colegiales intentan “normalizar” la idea de que es malo exigir cuentas al Gobierno o cuestionar sus decisiones. Aun cuando esas “decisiones” signifiquen actuar como si no hubiera una Constitución.

Ahora bien, si con la primera aparición de Alvarado quedaron tan claros la falta de equilibrio, el tinte totalitario y el ánimo de desconocer la Carta Magna que parecen inspirar su régimen, la segunda resultó aún más terrorífica. Nos anunciaron, con visible incomodidad, una cifra insólita de casos nuevos de COVID-19 para un solo día: casi 650. Un resultado que, por un lado, delata una capacidad hasta ahora desconocida en nuestro país para procesar un número altísimo de pruebas, pero que por otro lado, exhibe—en todo su maligno esplendor—la facilidad con la que la biología se impone a las fantasías políticas.

Ante semejante noticia (y la declaración de “transmisión comunitaria” que sólo hoy se atrevieron a admitir), todavía afloraba la altanería presidencial de no responder preguntas, o de evadirlas mediante torpes trabalenguas, mientras se atizan el miedo y la incertidumbre cuando más bien deberían imperar la calma y el equilibrio. Pero la improvisación y el cálculo político reinantes volvieron a quedar al descubierto con un hecho particular. Al igual que en las últimas semanas, el aumento brusco se ha producido jueves, pero el anuncio de las “medidas paliativas” queda reservado para el viernes. ¿Acaso los “expertos” no tienen contempladas de antemano las decisiones a tomar según evolucione la situación? ¿Tienen acaso que “ver qué hacen”? ¿O llega la cosa al grado de pensar en que el público “no se pierda nuestro próximo capítulo”?

Entre los muchos patriotas que todavía quedan en nuestro personal de salud y administración, las reflexiones deben haber sido muy distintas. Si observamos las cifras oficiales, encontraremos como un rasgo positivo que las hospitalizaciones aún no se hayan incrementado en la misma proporción que los casos descubiertos. Ahora bien, desde hace algunos días fuimos informados por el propio Gobierno sobre la inminencia de que se saturase nuestra capacidad instalada para atender el probable—y más aún, previsible sin necesidad de ser “epidemiólogos”—incremento en dichas hospitalizaciones. Esto pone en entredicho las decisiones que tomó el Ejecutivo al inicio de estos largos 100 días.

¿Por qué razón? Apenas llevábamos unos 6 casos cuando el Gobierno pasó de la inacción a lo drástico. Después de negarse por buen rato a cerrar fronteras para “no parecer xenofóbicos” y de resistirse a suspender el curso lectivo, pasó de pronto a cerrar todos los negocios, empresas e instituciones durante varias semanas, y a prometer precipitadamente ayudas económicas (que luego no supo cómo administrar). En ese mismo lapso, agotó con rapidez el arsenal de medidas y posibilidades que le ofrecían la ley y las finanzas públicas—martirizadas por su propio partido desde hace años—. Y anunció que se iban a adquirir a toda marcha equipos e implementos para resistir el embate que vendría. Es decir, si con 6 casos se ordenó una costosísima cuarentena general, la única lógica posible era que el sistema de salud pretendiese “ganar tiempo” a fin de prepararse para el incremento que tarde o temprano iba a darse. Sólo así tenía sentido el sacrificio económico, físico y mental que se exigía a la ciudadanía.

¿Y qué sucedió? Lo de Zapote se convirtió en una “plaza pública” cotidiana, se comenzó a atizar la desconfianza y el recelo entre ciudadanos, se fue implantando una “cultura del espionaje” que no se había visto aquí desde hace un siglo, y se dio paso al cálculo político, a la creación de “enemigos” y “chivos expiatorios”: los ciclistas, las embarazadas, los camioneros, los vecinos… en fin, alguien que tuviese la culpa y que no fuera nunca el Gobierno… El “martillo” fue para la economía y el trabajo interno, y el “baile” para las fronteras, donde supuestamente “no pasaba nadie”, pero en realidad pasaron miles. Se nos incendió la Zona Norte. Luego la masa de contagios se trasladó al centro del país. Y finalmente, nos dicen que aquellos grandes preparativos no se dieron, que los cargamentos anunciados hace meses no han llegado, y que con unos pocos casos que lleguen a necesitar hospitalización, estaremos saturados. Es decir, falló el equilibrio o nunca lo hubo, y el tiempo que habíamos “ganado” se malgastó en politiquería.

¿Qué va a suceder ahora? Habrá que esperar al próximo anuncio. En Casa Presidencial saben—tienen que saber—que el país no puede resistir otra cuarentena general: un cartucho que no debió haberse disparado cuando llevábamos sólo seis casos, salvo que el objetivo fuese “ganar tiempo” para una verdadera preparación. Ahora tenemos a la policía en las calles, a la ciudadanía en la confusión, al personal de salud en la zozobra, a la economía en la lipidia, al déficit fiscal en las nubes, y al desempleo en todas partes. Salir adelante no es fácil—ahora menos que antes—, pero aún está en nuestras manos capear la tormenta y evitar que se nos hunda el buque. Ya habrá momento de lidiar también con el fallido timonel y su contradictoria tripulación.

Robert F. Beers

Síganos en Facebook: RBeersCR

Síganos en Twitter: RobertFBeersCR

May. 21, 2020

Liderazgo

Una de las condiciones de las que más se habla en la actualidad es el liderazgo. Lo oímos casi continuamente en boca de motivadores, empresarios, deportistas y (por supuesto) políticos. Todos buscan al próximo "líder", pero casi nadie sabe exactamente lo que está buscando.

No deja de ser irónico, sin embargo, que una cualidad tan mencionada (y mercadeada bajo el supuesto de que "cualquiera puede desarrollarla siguiendo estos cinco, siete o doce pasos"...) resulte ser tan escasa en nuestros días. Nuestra miseria en el tema se ha vuelto tan absoluta, que hay gente que confunde "liderazgo" con el mero hecho de salir en conferencias de prensa y publirreportajes de alquiler por más de tres días seguidos.

Esa idea mercadotécnica del liderazgo como "producto de consumo", a la disposición del que quiera ejercerlo o adquirirlo, lo ha despojado de su esencia: la humildad. Se ha convertido en una rareza la persona capaz de reconocer talento o virtudes especiales en los demás, o mucho menos inspirarlos a dar lo mejor de sí mismos. Y aunque decir esto parezca romántico, la cruda realidad es que su ausencia tiene consecuencias prácticas en la economía, la política y la sociedad misma. Hoy lo vemos.

No siempre ha sido así. Nuestra sociedad, con todo y sus proverbiales "serruchadas de piso", en un pasado no tan distante sabía reconocer en algunos de sus miembros una (o varias) cualidades cruciales que las hacían destacar, y en las cuales podía depositarse confianza y esperar resultados. A don Cleto González Víquez lo elevaron su claridad mental y su impecable rectitud; a don Ricardo Jiménez Oreamuno, su prodigiosa sagacidad y profunda intuición lo llevaron a ejercer una auténtica "dictadura intelectual". Un personaje como León Cortés parecía poco dotado para la política por su temperamento explosivo e inflexible, y sin embargo su ética, su habilidad como “operador político”, su afinidad con el "labriego sencillo" y su increíble capacidad de trabajo le permitieron construir una maquinaria política sin precedentes en la década de 1930, llegar a la Presidencia en 1936, y crecer aún más para convertirse en un líder casi legendario, sin parangón en nuestra historia previa, durante los años 40 y hasta su muerte. Un Calderón Guardia supo canalizar su sentido de lo social y su fervor personal para iniciar una profunda reforma. Un Otilio Ulate se forjó con su vigorosa pluma de comentarista, que constantemente daba voz al sentir de millares de ciudadanos, y su habilidad para despertar en ellos una conciencia heroica. Y la fórmula "tradicional" del valor en un campo de batalla consagraría a Juanito Mora o a Figueres Ferrer. Cada uno de ellos logró, en distinta forma, proyectarse sobre un grupo de personas que fue creciendo más y más, entusiasmarlas y lograr con ellas metas antaño imposibles. Ya habremos observado, sin embargo, que no se trata de condiciones hereditarias o dinásticas, ni tampoco supeditadas a un título académico (que varios de los citados nunca tuvieron).

En nuestros días, en cambio, no encontramos condiciones de este tipo en las figuras que hoy ejercen las mayores responsabilidades (fuera de los "superpoderes" que nos intenta "vender" la propaganda casi orwelliana del torpe oficialismo). Nos han intentado sobredimensionar la parte académica del asunto, y en cambio se le ha restado toda importancia a la capacidad de "conectarse" con los valores más esenciales de la ciudadanía y lograr su confianza... sin reparar en que ese estilo elitista quedó superado desde inicios del siglo pasado.

¿Qué es lo esencial, entonces? Primero, una meta, un objetivo, una esperanza. Cuando nos hemos sentido extraviados, seguimos a alguien que parezca saber dónde se encuentra y hacia dónde va. Eso proyecta seguridad. Nunca seguimos al titubeante o al estancado. En última instancia, no es líder el que quiere, sino el que avanza.

Luego, la capacidad de "invertir" en las personas. El liderazgo es servicio; el que lo desea, debe servir. Los ejemplos que hemos dado, como muchos más, parecían tener siempre algo que ofrecer a aquellas personas que les hacían el favor de escucharlos y seguirlos. Un instante de atención, un servicio, una salida ingeniosa, una enseñanza, una capacitación constante... Si un político o empresario deseara fracasar, el camino más rápido sería hacer sentir a su gente abandonada, defraudada o (peor aún) agredida.

Naturalmente, esa atención debe permitir un punto crucial: descubrir el potencial y el talento en otros. Una persona que sabe reconocer y estimular a los que tiene cerca, se gana su lealtad... y probablemente también coseche el reconocimiento de sus propias virtudes por parte de los demás. Se cosecha lo que se siembra. Quien se roba el mérito ajeno o humilla e ignora a los que lo rodean, los pierde; pero quien sabe animar, aplaudir y facilitar el éxito de otros, seguramente consiga que esos otros estén más dispuestos a esforzarse por hacerlo brillar a él.

La capacidad de comunicar se ha vuelto esencial, más que nunca. Podemos ver con facilidad cómo la deshonestidad e incapacidad para comunicar (y peor, para escuchar) causa auténticas crisis, tan graves como innecesarias. Líder es el que convence y entusiasma, nunca el que intimida o manipula.

La escucha, en especial, conlleva otro elemento de humildad: el reconocimiento de que las personas que nos rodean pueden tener una solución o una idea, incluso mejor que la propia. No estamos en los días de un César, un Lenin o un Mussolini que se "autoperciban" como los que todo lo saben y todo lo pueden resolver por sí solos. Bien se dice que "si quieres ir rápido, hazlo solo; pero si quieres ir lejos, hazlo en equipo".

El entusiasmo, el ejemplo y la constancia son las marcas de un sano liderazgo. Las metas comunes y la gratitud suelen dar paso al primero; pero el segundo es el que verdaderamente electriza e inspira a nuestros semejantes. Y el tercero, ese ingrediente tan difícil de hallar, es en realidad el que impone la diferencia entre un brillo momentáneo y una escalada hacia la cima.

Robert F. Beers

Síganos en Facebook: RBeersCR

Síganos en Twitter: RobertFBeersCR

Jan. 30, 2020

La República: nuestro sistema político

Tico que se respeta, ha pronunciado alguna vez en su vida la frase "Costa Rica es una democracia". Palabras trilladas... y engañosas. Porque nuestro sistema político NO es la "democracia". La democracia es sólo uno de sus componentes.

¿Y cuál es, entonces, nuestro sistema político? La respuesta la encontramos en el primer artículo de nuestra Constitución: Costa Rica es una República. En nuestros días de confusión, manipulación y falacias calculadas, es necesario repasarlo y comprenderlo para no ser embaucados.

Para empezar, ¿hay alguna diferencia entre "democracia" y "república"? Claro que sí. Existen sistemas políticos que, aunque son "democracias", no son Repúblicas: por ejemplo las monarquías constitucionales parlamentarias (Inglaterra, Canadá, Holanda, Bélgica, los países nórdicos, España y Japón, entre otras). También puede ocurrir que un país se haga llamar "república" sin tener democracia; pero esto sería una contradicción en los términos, dado que la esencia misma de la República como sistema es el "consentimiento de los gobernados", cuya expresión válida es, por supuesto, la vía democrática.

Y entonces, ¿qué es la República? Esta pregunta la he recibido muchas veces, y la respuesta es asombrosamente corta. Bien podemos describir la democracia como "el gobierno de la mayoría". Pero el concepto de República es más amplio, y lo resumía el preclaro escritor costarricense Rogelio Fernández Güell como "el gobierno de la Ley".

El republicanismo es posiblemente el pensamiento político más arraigado y de más larga historia en Costa Rica, y parte de un principio fundamental: la desconfianza hacia el poder. Los republicanos asumimos que "el poder corrompe": quien concentra demasiado poder, tarde o temprano abusará de él en perjuicio de la ciudadanía (la Historia está llena de ejemplos que así lo confirman). Por consiguiente, el sistema debe estar diseñado para impedir esos abusos desde su origen: la concentración del poder en pocas manos.

Esto se logra a través de los tres pilares republicanos: 1) el imperio de la ley, o Estado de derecho, 2) la limitación y división de poderes, 3) el principio de libertad e igualdad. Veamos brevemente cada uno:

El Imperio de la Ley nos permite la certeza de que nadie, ni siquiera la máxima autoridad política o económica, está por encima de la ley. Esta ley, por supuesto, sólo tiene validez si es creada por la ciudadanía, sea por sí misma o a través de sus representantes legítimos (un Parlamento o Congreso). Las ocurrencias del Presidente de turno o de organismos internacionales sin legitimidad democrática NO pueden sobrepasarla. Así, las leyes en general, y en particular la Constitución como Ley Suprema, sirven como barreras de protección para la ciudadanía, y el poder del Estado nunca tiene derecho de traspasarlas, menos aún por simple decreto ni invocando razones "políticas estratégicas". El imperio de la ley no puede socavarse, ni siquiera por medios democráticos.

El poder limitado es el corazón mismo de la República. La idea es mantener un equilibrio entre los representantes ciudadanos (el Legislativo) y el Poder Ejecutivo, y entre ambos y el Judicial (que por naturaleza es independiente y técnico, no político ni democrático). Naturalmente, así se pretende evitar que el Ejecutivo se infiltre en el Judicial y lo use de "palanca" para lograr fines políticos o ideológicos, o que manipule al Legislativo en daño de la ciudadanía. De esta forma, se hace efectivo que el poder del Estado no pueda ejercerse para aplastar a los ciudadanos (dependiendo, claro está, de que el Poder Judicial haga bien su trabajo como guardián de la legalidad).

La suma del poder limitado y las garantías constitucionales le permiten a cada individuo vivir en libertad, y lograr su igualdad frente al Estado. La República sólo reconoce un título, el de "ciudadano", y ese título no otorga privilegios. Esta igualdad es la que hace incompatible al sistema republicano con la existencia de un rey o una nobleza hereditaria (lo que no sucede con la democracia, que puede darse en una monarquía). De este modo, la finalidad esencial de la República es el interés general, y nunca el de un individuo o sector en particular. En consecuencia, cuando un gobierno otorga ventajas o privilegios a un grupo favorito, o cuando perfila y hostiga a otros, en el fondo está atacando uno de los pilares de la República.

La solidez del sistema republicano lo convierte en el mejor aliado de la libertad individual, y en el peor enemigo de los totalitarios. Por eso siempre los veremos intentando sabotearlo. Muchas veces el tirano no tiene problemas con la democracia, e incluso la utiliza para legitimarse a sí mismo (en detrimento de las instituciones). Pero no olvidemos esto: su verdadero enemigo es el sistema de la República, porque es el que le limita el poder. El tirano buscará acabar con la República por cualquier medio... incluso utilizando la democracia. Más que defender sólo la "democracia", es vital defender y fortalecer la República.

Repasados estos conceptos, es tiempo de reflexionar. ¿Ha sido el régimen de Zapote digno de una verdadera República? ¿Ha respetado los límites señalados para su poder en la Constitución? ¿Son sus intenciones limpias, nobles y dignas de confianza? ¿Hay alguna de sus motivaciones o excusas que sirva para justificar la lesión a dichos límites? De nuestra respuesta a estas interrogantes depende la supervivencia de la República y, con ella, de nuestras libertades.

 

Robert F. Beers

Síganos en Facebook: RBeersCR

Síganos en Twitter: RobertFBeersCR

Jan. 29, 2020

Recorrido Provincial: San José

El paso constante por los distintos cantones de la provincia de San José, la más poblada de nuestra nación, no permite fácilmente un análisis del panorama político que se vive en ellos con miras a las elecciones municipales del próximo domingo. No sólo por lo difícil que es desplazarse, gracias a la deficiente infraestructura, las ocurrencias de los gobiernos locales y la interferencia del Estado central, sino porque en los sectores más urbanos de nuestro país se percibe más la frialdad con la que suelen ser acogidas las justas democráticas locales. Hay que agregar, además, la presencia de la mayor Municipalidad del país, la de San José… que irónicamente, lejos de ser el “premio mayor” de la competencia, ha resultado ser invariablemente una lucha anticlimática y casi deprimente.

Dado que son 20 los cantones de esta provincia (más que en ninguna otra), entremos de una vez en la revisión de cada caso:

San José Centro: la presencia de 14 candidatos crearía la impresión de que casi todos tienen esperanzas creíbles de resultar electos. Sin embargo, si algo se ha demostrado en los últimos 20 años, es la hegemonía del actual Alcalde, Johnny Araya, que esta vez va por un quinto periodo bajo su tradicional bandera del PLN. Como quedó demostrado en 2016, lo que ha sostenido a Araya ha sido la creación de una estructura política propia (no “liberacionista” sino “johnnyista”), de modo que cuando el PLN le cerró la puerta (creyendo que quizás el hecho de no estar ejerciendo la Alcaldía le facilitaría deshacerse de él), el astuto político no tuvo problema en barrer a su antiguo partido y retornar al poder desde otra tienda. La estructura de Johnny se traduce en la capacidad de movilizar unos 24 mil votos, lo que le ha resultado más que suficiente para ganar una y otra vez.

Los principales cómplices de Araya, sin embargo, han resultado ser los demás partidos, que prácticamente le “entregan” el triunfo de entrada, sin arriesgar nunca sus cartas políticas más visibles o capaces en un enfrentamiento con él. Así, nos quedamos con las ganas de ver a un Otto Guevara (por mencionar alguno) peleándole el Gobierno local, y debemos en cambio presenciar a sempiternos politiquillos y aspirantes de poca monta, al estilo de Douglas Altamirano (que después de haber sido militante del PUSC, el extinto Movimiento Libertario y el PRSC, ahora va bajo la bandera de Restauración, atraído quizás por los millones que se dejó por deuda política), o Federico Cartín (candidato de una fracasada “coalición” cuyo único miembro al final resultó ser el PAC), que a pesar de tener gran formación académica y credenciales como urbanista, prefirió apelar en cambio a su vida privada, sus lugares de entretenimiento y el “valiosísimo” apoyo de la diputada Paola Vega para pedir votos desde el Plenario, lo que de plano impide tomarlo en serio.

La nota refrescante la han dado tres aspirantes: en primer término, la joven Tatiana Bonilla de Nueva República, con un trabajo “subterráneo” focalizado en los distritos populosos como Hatillo, San Sebastián y Pavas, donde tiene potencial de recoger una votación significativa. Al lado de ella, el caso de Denise Echeverría, de Alianza por San José (el que fuese el “partido taxi” de Johnny Araya hace 4 años, y hace algunos más el vehículo de la insurgente candidatura de Fernando Zumbado arropada por Oscar Arias): una “marca” que no demerita el esfuerzo y preparación de la candidata en presentar una propuesta creíble y seria. Y finalmente, Dewin Brenes, nominado por Alianza Demócrata Cristiana (ADC), un candidato joven y laborioso, que podría ser también “potable” para el mismo sector conservador al que apela Bonilla, pero resultar atractivo también para electores más moderados. Digno de mención también el candidato Manuel Garro, del partido provincial Nuestro Pueblo, con un envidiable currículum académico (aunque sabemos que eso, por sí solo, no es garantía de nada). En cuanto a otros aspirantes, como Donald Leiva (PUSC) y Luis Diego Miranda (Coalición “Juntos”, con el Frente Amplio y un partido cantonal), parecieran buscar ante todo un voto “testimonial” y a lo sumo dejarse alguno de los 11 escaños del Concejo Municipal. El “menú” lo completan el PIN, Unidos Podemos, el partido provincial Comunal Unido, y los cantonales Innovación Cantonal y Partido Anti Corrupción (PACO, no PAC).

Escazú: de los 10 candidatos que compiten por la Alcaldía, la batalla más fuerte pareciera librarse entre Arnoldo Barahona, quien busca la reelección bajo la bandera del PNG, y su antiguo partido, la Yunta Progresista, ahora encabezada por Sandra Toledo. El prestigio personal de Barahona pareciera ser su mayor carta de presentación, contrarrestando la “marca partido” de la Yunta. Terciando en la pelea, dos partidos cantonales nuevos (Unidos por Escazú con James Chacón y Terra Escazú con Mario Arce) compensan la misteriosa ausencia del PAC en la papeleta, mientras que también toman parte en la disputa Dinia Castro por Nueva República, y un PLN que hace mucho no es factor en el cantón, hoy abanderado por Yamil Castro. El resto de la nómina contiene aspirantes del PUSC, Nuestro Pueblo, Unidos Podemos y Restauración.

Desamparados: otro cantón de hegemonía liberacionista en los últimos periodos (e incubadora de candidaturas a diputado), el actual alcalde Gilbert Jiménez busca renovar su mandato con el partido verdiblanco, contando con el voto incondicional de la zona montañosa, cuna del PLN. Su camino, empero, luce más embarrialado que de costumbre en la tercera municipalidad del país. No en vano es Desamparados el cantón natal de Fabricio Alvarado, el fundador de Nueva República, que cuenta en esta localidad con significativa estructura reunida alrededor del candidato Mario Alvarado y la papeleta de regidores, con solidez en zonas como Calle Fallas, San Rafael Abajo, San Juan de Dios y San Miguel. Otros partidos nacionales nuevos (Unidos Podemos con Emmanuel Figueroa y Liberal Progresista con José Antonio Arce) parecen neutralizarse entre sí por las similitudes programáticas, pero también distraen de la presencia del PAC con su candidato Juan Alfonso Segura, que quizás pellizque algunos votos en las zonas de San Antonio y Gravilias. La nómina total asciende a 14 candidatos (igual cantidad que en la capital), propuestos por el PUSC, Nuestro Pueblo, Restauración, el Comunal Unido, el Frente Amplio, PNG, PIN, PRSC, y al cantonal Partido Ecológico Comunal.

Puriscal: sorprende encontrar 9 aspirantes en un cantón tan lejano y poco poblado. El “oficialismo” en la localidad lo representa el PUSC, cuyo candidato es el actual Alcalde, Luis Madrigal. A su reelección se oponen, primordialmente, su rival tradicional el PLN, que propone a Iris Arroyo. Terciando en la competencia, Luis Alejandro Morales al frente de Nueva República intenta irrumpir también en el ring municipal; y se muestra también una agrupación cantonal, Puriscal en Marcha, con su aspirante Enrique Montoya. Los demás partidos (PAC, PIN, Comunal Unido, Restauración, Unidos Podemos) tendrían más dificultades para acceder a los pocos cargos que se distribuirán en estos comicios.

Tarrazú: de la misma forma que ocurre en Puriscal, es asombroso encontrar tantos aspirantes (siete) en un cantón rural y poco poblado. También aquí la Alcaldía se encuentra en manos del PUSC, y también aquí busca la reelección la actual inquilina del cargo, Ana Lorena Rovira. Los retadores son el esperable PLN con William Blanco, en procura de revivir la antigua reputación del cafetalero territorio como bastión verdiblanco, y el cantonal partido Tarrazú Primero, cuyo aspirante José Rodolfo Naranjo intenta cazar votos en los distritos menos accesibles. Los demás partidos (PNG, Restauración, PNG y Frente Amplio) tienen un arduo desafío si quieren al menos colarse en el Concejo Municipal.

Aserrí: si alguien nos hubiese pronosticado que habría más candidatos en Puriscal que en Aserrí, inicialmente muchos no lo habrían creído. Pero el panorama cambió cuando (presuntamente a instancias del diputado del PAC / Ministro de la Presidencia / ex Alcalde Víctor Morales), se gestó una coalición entre los dos partidos en que este militó históricamente: el PAC y el PUSC. Así nació “Aserrí de Todos”, cuya nominada Murian Patricia Corrales busca el cargo que actualmente ostenta Oldemar García, quien a su vez pretende reelegirse con el PLN y cuenta con una sólida estructura en la papeleta de regidores. La otra fuerza relevante es Nueva República, que trabaja arduamente alrededor de Allen Monge y lleva varias semanas captando votos en sectores como Salitrillos, Poás, Tarbaca y el centro de Aserrí. Estas tres agrupaciones, en teoría, terminarían por distribuirse la mayor parte de los votos, sin que sea claro cuál lleva la ventaja (lo que por sí solo significa un problema para García). En el montañoso territorio completan la nómina de aspirantes los partidos Frente Amplio, Unidos Podemos, Restauración y Nuestro Pueblo, con pocas posibilidades de tener acceso a la Alcaldía o incluso al Concejo.

Mora: si al ingresar a Ciudad Colón, subir hacia Jaris o tomar hacia El Rodeo, predomina el color naranja, es por el contundente impacto del candidato Luis Fallas, del cantonal PUEDE (Partido Unidos para el Desarrollo). En pocos meses de actividad, la novel agrupación se convirtió en la principal amenaza para el “oficialismo” local (el PNG), cuyo candidato Alfonso Jiménez inició la carrera arropado por el actual Alcalde, pero ha perdido rápidamente terreno frente a un Fallas muy “potable” para los electores conservadores y liberales por igual, lo que lo convierte en favorito para el triunfo. El omnipresente PLN nomina a Nuria Quirós para el cargo, pero luce sumamente rezagada. También compiten allí el PUSC, Frente Amplio, Comunal Unido y Restauración, mientras que Nueva República optó por abstenerse de nominar alcalde y concentra sus fuerzas en colocar a la periodista Josabeth Azofeifa como regidora (con sus electores favoreciendo probablemente a Fallas).

Goicoechea: la locura total. En este cantón parece haber más candidatos que votantes. Al ostentar el récord nacional con 17 aspirantes, es muy difícil anticipar favoritos, sobre todo porque ninguno aparece destacando con mucha amplitud. El PLN detenta la Alcaldía y procura defenderla apoyando a Rafael Ángel Vargas, mientras que el PUSC propone a Carlos Murillo y el Liberal Progresista busca su primer impacto a través de Adrián Urbina. El trabajo “subterráneo” de Nueva República, impulsando a Alexander Carvajal, parece rendir más fruto en Ipís, Purral y Los Cuadros, pero enfrenta un obstáculo imprevisto en el candidato de Restauración, el abogado comunalista Luis Nautilio Trejos, un profesional de larga experiencia como asesor legislativo y municipal. Dos partidos cantonales (Goicoechea en Acción promoviendo a Martín Álvarez, y Todos por Goicoechea con Ana Lucía Madrigal) entran también en liza. Y si parecen demasiados nombres, todavía no se ha hecho mención del PAC, ADC, el Frente Amplio, el PIN, el PNG, el Comunal Unido, PRC, Nuestro Pueblo ni de Unidos Podemos. Suficiente para perder la cuenta, y para anticipar que, salvo una votación muy concentrada que no luce probable, el Concejo Municipal pudiese quedar fraccionado al punto de tener sólo un regidor por partido (y más de la mitad de ellos quedar fuera).

Santa Ana: once candidatos, y sólo uno puede ser electo. Parece el anuncio de un “reality show” de la década pasada, pero se trata del gobierno local de Santa Ana, donde el alcalde Gerardo Oviedo busca reelegirse desde el PLN. Enfrenta, sin embargo, dos desafíos serios: el sagaz y atinado candidato de Nueva República, Osvaldo Araya, quien ha destacado en los debates y captura apoyos en distritos como Pozos y Piedades, y el exdiputado y motivador religioso Juan José Vargas, bajo la bandera del PUSC. Otro partido victorioso en el pasado, el Partido del Sol, nomina a Marianela Lobo. Notablemente, el PAC está ausente de la papeleta, cosa que no ocurre con el Partido Liberal Progresista, ADC, Restauración, Unidos Podemos, el Comunal Unido, Nuestro Pueblo y el PRSC.

Alajuelita: el populoso cantón, con su característico sabor, es escenario de una pugna entre nueve candidatos, de los cuales uno, Modesto Alpízar, busca la reelección con el PNG. Posiblemente esperase un desafío fuerte de Bryan Castillo desde el PLN o incluso de Juan Félix León desde el PRSC, pero difícilmente imaginase cuán grande escollo le representaría Nueva República, con el liderazgo de Ericka Madrigal Valiente, que ha hecho el impredecible trabajo “subterráneo” respaldada por una paciente papeleta de regidores y el soporte del diputado Harllan Hoepelman, originario del cantón. Parece venir en crecida en sectores como La Aurora, San Felipe y Tejarcillos. Mención aparte merece el charlatanesco caso de Alfonso Yu, el candidato de Restauración, acaso el único capaz de sobrepasar a su copartidario Douglas Altamirano en materia de poca credibilidad. Famoso principalmente por quebrarse la mano al ser embestido por un toro en plena corrida, y por haber indignado y repelido a su propio “público meta” incluyendo en sus papeletas a un personaje que representa todo lo opuesto a lo que estos defienden, tiene más posibilidades de figurar en un futuro “Dancing With The Stars” que de lograr la Alcaldía. Otros partidos (PLP, Comunal Unido, PIN y PUSC) estarían batallando por lograr al menos un escaño en el Concejo.

Coronado: territorio del PRSC desde hace cuatro años, el alcalde Rolando Méndez busca la reelección, enfrentándose a siete rivales. De ellos, destacan el partido cantonal Auténtico Labrador (PALABRA), cuyo aspirante José Ángel Barrientos procura fortalecerse en el centro y en los sectores montañosos, mientras que Eric Camacho de Nueva República se propone crecer a partir del pobladísimo San Antonio. El apoyo de Alejandro González (PLN) luce más homogéneo en todas las zonas, aunque San Rafael y Las Nubes son más proclives al voto verdiblanco. También compiten aquí el PUSC, Restauración, el PIN y el Frente Amplio.

Acosta: uno de los insólitos cantones donde el PAC ocupa la Alcaldía, Norman Hidalgo busca la reelección. Una excepción para los estándares de su partido, Hidalgo ha conseguido montar una estructura local lo suficientemente sólida para darle el triunfo al raquítico Carlos Alvarado en la primera ronda del 2018, sumándose a Dota y Tarrazú como los únicos cantones rurales de todo el país donde este resultó el más votado. Un tocayo suyo, Norman Mora, es el aspirante de su némesis ideológico, Nueva República. El PLN, otrora dueño y señor del territorio, propone a Maynor Molina, y cierra la nómina Lizbeth Calderón por Restauración.

Tibás: un cantón densamente poblado, con una tradición de votar por partidos “exóticos” para el gobierno local, optó por el PLN en la última elección a través de Carlos Cascante, quien hoy pretende otro mandato. En el ring democrático debe boxear con Luis Arturo Polinaris, del PUSC, quien pretende disputarle la hegemonía en zonas como Cinco Esquinas y León XIII, y con Jorge Rodríguez Rivera de Nueva República, quien además de estas zonas recaba apoyos en Cuatro Reinas, Colima o Llorente. El PAC (que antaño llegase a ocupar la Alcaldía) nomina a Víctor Barquero. Tres partidos más (Restauración, Nuestro Pueblo y Unidos Podemos) procuran hacerse con la silla principal, o al menos ingresar al Concejo.

Moravia: el actual Alcalde del cantón, Roberto Zoch, se hizo elegir por el PAC hace unos años, pero ahora es candidato de un partido “cantonal” llamado Somos Moravia. El caso es análogo al de Escazú, pues el PAC tiene ahora un candidato insurgente, Saúl Chinchilla; pero ya quisiera Zoch tener a su haber los mismos logros que Arnoldo Barahona en la Ciudad de las Brujas. Dividida y en guerra civil la estructura “progre”, se abre una ventana enorme para una creciente Kattia Córdoba de Nueva República, capaz de aglutinar a un significativo segmento moderado y conservador, o bien a un sobrio José Andrés Soto del PLN o un Juan Carlos Estrada del PUSC. El PRSC, Restauración, Unidos Podemos, el PNG y el Frente Amplio completan la nómina.

Montes de Oca: en los últimos años, este desdichado territorio se ha ido ganando la reputación de ser “Progrelandia” o el “cantón burbuja”, donde el bienestar de las mascotas, el tránsito de bicicletas y las manifestaciones de la FEUCR tienen prioridad sobre la recolección de desechos, el pavimentado de calles, el empleo o la seguridad. Sin embargo, el habitual canibalismo político de los “progres” se ha hecho sentir: el actual Alcalde, un casi infantil Marcel Soler, repite como candidato del PAC (perdón, aquí se hace llamar “Gente Montes de Oca”) con el apoyo ciclístico de la diputada Carolina Hidalgo… pero el Frente Amplio se salió de la alianza para proponer al octogenario Leonardo Perucci, antiguo presentador televisivo y actor de teatro venido de Chile en los días de Pinochet, pero que bien guardadas se tenía sus inclinaciones ideológicas hasta hace muy poco. El desafío más poderoso, sin embargo, lo planteó un impredecible Domingo Argüello, que dejó atrás sus días de locutor radial en 103 FM y sus jornadas como atleta paralímpico, para tornarse en un especialista en desarrollo urbano con nivel de maestría y, desde la trinchera del PRSC, convertirse posiblemente en el próximo Alcalde… salvo que pueda impedirlo un Enrique Sibaja (“Pototo”) abanderado en el PLN, agrupación que no ha tenido relevancia en la localidad desde hace años. Más atrás lucen Avance Montes de Oca con Carlos Garita, y Nueva República con María Eugenia Mora, además del PUSC, Restauración y Nuestro Pueblo.

Turrubares: si en Goicoechea hay un enloquecedor número de candidatos, en Turrubares la escasa población apenas alcanzó para tres papeletas. El alcalde Giovanni Madrigal fue electo por el PLN, pero rotas las relaciones con su agrupación original, pasó a ser el candidato del partido Comunal Unido. La agrupación verdiblanca respondió postulando a Aimee Calderón, quedando así planteado un duelo comparable al de Escazú o al de Moravia. Para mayor dramatismo, sólo hay un tercer candidato, José Carlos Vargas de Restauración, que podría pescar en el “río revuelto”.

Dota: el montañoso y bellísimo cantón rural comparte con su vecino León Cortés el récord opuesto al de Goicoechea: un número mínimo de aspirantes. Por el PLN busca la reelección Leonardo Chacón, mientras que quienes se opongan a ella deberán indefectiblemente votar por Adrián Cordero, candidato de la Unidad. Por supuesto, el aparato municipal tendrá un peso significativo para darle ventaja a Chacón.

Curridabat: ha sido tradición que el PAC, en este cantón, cambie de nombre y de bandera para tornarse en Curridabat Siglo XXI, partido fundado por Edgar “Ternurita” Mora, el ahora ex Ministro de Educación, que monopolizó la Municipalidad desde hace muchos periodos. El partido, empero, entró en una severa crisis interna tras la salida de su peculiar líder hacia el Ejecutivo, y su hegemonía parece derrumbarse. El desafío lo plantea aquí una bien organizada Nueva República de la mano de José Hernán González, que ha ganado fuerza en distritos como Tirrases y en el centro del cantón. El PLN, con Maureen Coto, parece tener su feudo en Granadilla y en el sector “rico” de Sánchez. Además de Gerardo Álvarez por el PUSC, compiten en este cantón el PNG, el Comunal Unido, Restauración y Nuestro Pueblo.

Pérez Zeledón: el extenso y poblado cantón ha estado bajo la égida del PUSC desde hace varias administraciones, y ahora su alcalde Jeffrey Montoya busca la reelección. Sin embargo, su candidatura no puede ocultar las fisuras internas entre los seguidores de la exdiputada y ex alcaldesa Rosibel Ramos y las de la actual legisladora María Vita Monge, de modo que el otrora imbatible partido luce ahora vulnerable. El retador de más nivel parece ser el abogado Róger Valverde, candidato de Nueva República, rodeado de un esforzado equipo de trabajo que no ha tenido pereza de recorrer los distantes poblados de todo el cantón. El PLN se niega a renunciar a un antiguo feudo suyo, pero su candidata Xinia Espinoza ha tenido dificultades para persuadir y movilizar electores. Más aún las ha tenido el PAC (que en tiempos de Ottón Solís lograba votaciones altas en la localidad), y ha tocado a su aspirante María Cecilia Vargas pagar los platos rotos del descrédito general de su partido. Destaca también el candidato Juan Carlos Mora de Nuestro Pueblo, con un aire académico que acaso le haga parecer distante, pero con ideas bastante articuladas. Otras agrupaciones participantes incluyen a Unidos Podemos, el Frente Amplio y Restauración.

León Cortés: si hace cuatro años el actual alcalde, Denis Mora Valverde del PLN, quedó electo frente a dos oponentes de partidos más o menos consolidados, ahora sólo deberá enfrentar a uno para lograr la reelección. Se trata de Greivin Abarca, de Restauración. No es este partido conocido por la solidez de sus estructuras territoriales, a pesar de contar actualmente con cuantiosos recursos económicos, de modo que Mora debería ratificarse con bastante facilidad.

Ante este panorama, no cabe duda de que San José se vislumbra como la provincia más variopinta del proceso electoral. Esperaremos al domingo para ver cómo se aclaran "los nublados del día".

Robert F. Beers

Síganos en Facebook: RBeersCR

Síganos en Twitter: RobertFBeersCR

Jan. 28, 2020

Recorrido Provincial: Heredia

Después de dar una pincelada del tibio ambiente político en mi provincia Alajuela y en la de Puntarenas, corresponde dar un vistazo a la pequeña pero poblada Heredia.

La menos extensa de las provincias costarricenses, podría ser descrita como un “cometa”: una “cabeza” reducida pero densamente poblada, compuesta por nueve cantones, y una larga “cola” integrada por el distrito de Varablanca y el vasto cantón de Sarapiquí. Históricamente, los cantones céntricos han tenido características propias pero han ido volviéndose más y más “homogéneos”, mientras que Sarapiquí, por el contrario, se va comportando de una forma distinta de los otros territorios de su propia provincia, aproximándose más a los rasgos electorales de su “vecindario” de San Carlos, Río Cuarto y Pococí. Así, en elecciones nacionales los cantones del Valle Central han favorecido casi continuamente al PAC desde 2006, pero Sarapiquí dio en cambio una votación astronómicamente alta a Fabricio Alvarado, hoy dirigente de Nueva República. Sin embargo, en las municipales, ha sido el PLN el que ha mantenido un control constante sobre la mayoría de los Concejos y Alcaldías, a excepción de San Pablo y Belén que venían siendo monopolio del PUSC, San Isidro arrebatado por el mismo partido, y Barva ganada (inusualmente) por el Frente Amplio. En contraste el PAC, salvo una aislada victoria en Flores y otra en San Rafael varios periodos atrás, ha padecido una horrible anemia crónica a nivel municipal que le impide inclusive presentar papeletas completas, o bien provoca que estas se le “desarmen” a medio camino.

Veamos caso por caso:

Heredia Centro: en la mayor ciudad de la provincia hay nueve candidaturas, pero la Alcaldía ha sido detentada por el PLN desde hace 14 años, a través del conocido José Manuel Ulate (“Manteca”), quien hasta hace pocos días se perfilaba como favorito prohibitivo, arropado en una papeleta de veteranos dirigentes como Amalia Jara, Olga Solís y Elí Villalobos en las regidurías. Su campaña, sin embargo, entró en turbulencias recientemente debido a una serie de eventos desafortunados en el altar de una iglesia… aunque sus turbulencias están lejos de ser tan tétricas como las del PAC, con un candidato a Vicealcalde que se vio obligado a renunciar ante las graves denuncias de la hija de una diputada de su mismo partido, lo que deja prácticamente fuera de opciones al aspirante Mario Rodríguez. Tampoco pareciera beneficiarse la agrupación cantonal Sentir Heredia, cuyo candidato Olman Víquez parece demasiado próximo a la política tradicional (por un lado es hermano del polémico exdiputado liberacionista Víctor Hugo Víquez, uno de los “caciques” políticos de la ciudad, y por otro ha sido visible y ostentoso partidario del PAC). En el “río revuelto” intenta pescar el partido Nueva República, bajo el liderazgo de la ingeniera Adriana Fuentes, y una lista de regidores encabezada por Carlos Monge Solano, que buscan afianzarse en zonas como Guararí, San Francisco y La Aurora. Otro tanto procura el PUSC alrededor de su candidato Bernardo Benavides. También tienen candidaturas el FA, el PIN, el PRSC y Restauración. En pocos días veremos si el esfuerzo de estos aspirantes logra derrumbar la tambaleante hegemonía de “Manteca” y los verdiblancos.

Barva: La insólita victoria del Frente Amplio en 2016 sacó de manos liberacionistas la Alcaldía. Sin embargo, han corrido muchas aguas desde entonces, y la agrupación izquierdista ve amenazada ahora su continuidad. Al alcalde Claudio Segura, que busca la reelección, se enfrenta un audaz y bien organizado Adrián González al frente de Nueva República, que se ha hecho especialmente fuerte en distritos críticos como Santa Lucía, San Roque y Puente Salas. El PLN rara vez puede ser descartado, y su candidato Luis Alberto Muñoz busca protagonismo, sin lograr hasta ahora recobrar la estatura del pasado. La presencia del partido cantonal Barva Unida y su aspirante Ana Lucía Sánchez, así como la de José Daniel Arguedas del PUSC, luce menor, pero podrían escamotear escaños en el Concejo Municipal. También participan aquí el PAC, el PNG, Restauración, Unidos Podemos y el PRSC.

Santo Domingo: el cantón en el cual crecí ha sido objeto de observaciones de mi parte en otros momentos, amablemente publicados por páginas de la localidad. Allí se explica que el PLN, que ha retenido la Alcaldía durante todo el siglo 21, intenta un nuevo mandato a través de la actual Vicealcaldesa Kattia Rivera (el partido tiene una curiosa forma de “heredar” el cargo al Vicealcalde en la elección siguiente). Históricamente, a los verdiblancos les ha alcanzado con la votación del sureño distrito de Santa Rosa para sostenerse, pero ahora pareciera tener competidores en este sector en el PUSC con Alex Peña, en el cantonal Unión Domingueña con Miguel Varela, e incluso con la votación que logre obtener allí Luis Alonso Pérez con Nueva República. El distrito central y el de San Vicente han sido tradicional baluarte del otro partido cantonal, el MAS (Movimiento Avance Santo Domingo), cuyo nominado es Roberto González; sin embargo, a este partido le ha costado salir de tales límites, y de Santo Tomás hacia arriba ha enfrentado siempre dificultades. Los distritos altos (Los Ángeles, San Luis, Paracito y el populoso San Miguel) ofrecen tierra fértil al aspirante de Nueva República, oriundo de Paracito, que podría capitalizar la debilidad de otros en la zona; pero el PLN ha logrado captar alguna votación importante allí en otras ocasiones. El PAC quiso una vez más lanzar una propuesta creíble a través de un dirigente histórico, Manuel León; pero (al igual que le ha sucedido en otras ocasiones, y en otros cantones en este proceso), la papeleta se les “desarmó” a medio camino, y prácticamente los ha dejado otra vez fuera de opción en un cantón que, curiosamente, suele serles favorable en elecciones nacionales. Completan la nómina Unidos Podemos y Restauración, ambos con minúsculas posibilidades.

Santa Bárbara: el cantón montañoso del oeste herediano tiene la particularidad de tener más aspirantes que la propia capital provincial… y también por el hecho de que entre las candidaturas predominan ampliamente las mujeres. En efecto, de las candidaturas relevantes sólo la del PLN (el “oficialismo” local) propone a un hombre, Víctor Manuel Hidalgo. Frente a él surge el desafío de Nueva República, encabezado por la politóloga Sherilyn González, que ha cosechado un apoyo fuerte en su natal San Juan Abajo, así como en sectores sustanciales del centro y San Pedro. Terciando en la disputa, Eliana Sáenz del PUSC también intenta captar seguidores, aunque luce rezagada; y el PAC despliega aquí su acostumbrada anemia. Las restantes agrupaciones con candidaturas a la Alcaldía son el Frente Amplio, el PNG, el PRSC, Restauración, el omnipresente Unidos Podemos y el ADC; todos salvo los últimos dos propusieron mujeres, lo que nos hace anticipar que probablemente Santa Bárbara tendría una Alcaldesa a partir de 2020.

San Rafael: una Alcaldía que llegó a manos del PAC en 2010 fue traída de vuelta al redil del PLN en la siguiente elección, a través del controversial Verny Valerio, quien marcha en busca de renovar su mandato. Valerio, desde un teórico favoritismo, es una figura de absolutos: querido por muchos y odiado por otros. De sus oponentes, el PAC presenta a un Jorge Emilio Delgado para quien no es tarea fácil recoger las simpatías y estructura locales que les dieron el triunfo diez años atrás, mientras que el PUSC nomina a Sider Hernández, que podría lograr algunas simpatías en el Bajo de los Molinos y en zonas alejadas disconformes con la administración de Valerio. La retadora y laboriosa Johanna León de Nueva República le ha metido presión adicional al PLN, capturando votos en el centro del cantón, en Santiago y en Los Ángeles; y dado el repunte con el que la nueva agrupación viene cerrando brechas en todo el país, podría registrarse un interesante duelo en las últimas horas de la campaña.

San Isidro: al igual que sucede en Santa Bárbara, se perfila en este cantón una “final femenina”. La actual Alcaldesa, Ana Lidieth Hernández, busca su reelección bajo la bandera del PUSC, pero enfrenta un reto formidable ante la carismática Luisa Fonseca del PLN, una querida dirigente local que tiene la adicional virtud de ser “potable” para el voto conservador. Esto podría explicar, en parte, el hecho de que este cantón haya presentado dificultades adicionales para Nueva República y su candidato José Antonio Villalobos, quien se mantiene sin embargo en la pelea. El cuarteto puntero lo completa Avance Isidreño, partido cantonal que nomina a Sergio Ortiz; sin embargo, el 2020 no luce exactamente como un año bondadoso para las agrupaciones locales. Las papeletas del PAC, PRSC, Unidos Podemos y Restauración completan la lista.

Belén: la elección en este cantón parece haberse reducido a un referéndum sobre la continuidad o no de Horacio Alvarado, quien busca la reelección por el PUSC. De sus oponentes, es el PLN quien ha demostrado más presencia, haciendo un astuto juego de palabras entre el nombre de su candidata (Ana Belén Alfaro) y el nombre de su cantón. También aquí se le “desarmó” la papeleta al PAC, de modo que sus signos externos piden el voto para “Manuel” (el candidato a Vicealcalde, que quedó de improviso al frente ante el retiro de su candidata original). En este cantón Nueva República no luce tan sólido como en otros, pero su aspirante Arlenia Fonseca da todavía una lucha digna. La curiosidad del cantón posiblemente sea su “coalición” de partidos de carácter socialista: el Frente Amplio y el Partido Independiente Belemita se unieron en la “Unión Belemita” que nomina al candidato Alexander Porras. Otros movimientos presentes son el PRSC y Restauración, aunque aparecen claramente sin opciones reales de obtener la alcaldía o siquiera un escaño en el Concejo.

Flores: el duelo del que hablamos en Belén se reformula de una manera opuesta en Flores: el PLN intenta retener la Alcaldía a través de Eder Ramírez, enfrentándose a una coalición llamada “Unidad por Flores” (compuesta, por supuesto, por el PUSC y el cantonal Todo por Flores, que perdiese por la mínima anteriores elecciones), cuyo nominada es Haydee Sánchez. Para terciar en el torneo electoral, una Nueva República encabezada por la esforzada candidata Rosalía Brown se ha ido abriendo paso en el difícil cantón, y alimenta las posibilidades de obtener al menos un escaño en el Concejo, impulsado por su aparente reducto en el distrito de Llorente. Los aprietos judiciales del PLN podrían debilitar su ímpetu y abrir espacio a alguna de estas dos competidoras. En liza aparecen también otros tres candidatos, bajo las banderas de Unidos Podemos, PRSC y Restauración.

San Pablo: durante todo el siglo 21 este cantón ha estado sólidamente en manos del PUSC, como “feudo” de la sempiterna Aracelly Salas. Sin embargo, el retiro de Salas para asumir por fin su ansiada diputación abrió oportunidad a un nuevo aspirante, Bernardo Porras, el Vicealcalde “ascendido” quien iría por renovar el mandato. Claramente, la estructura municipal le favorece, pero también se le han contagiado los múltiples cuestionamientos que a lo largo de los años han mordisqueado al PUSC en la localidad. Así, se han abierto las opciones para dos aspirantes que no pueden desecharse: un activo y serio Mauricio Montero por la debutante Nueva República, y un Juan Carlos González Chavarría al frente de un PLN que nunca le ha ganado al PUSC en una carrera municipal en este sitio. El cojeante PAC y el siempre presente Restauración completan el menú, comparativamente pequeño frente al de otros cantones de similar población.

Sarapiquí: la elección en el cantón más extenso de la provincia se perfila como un duelo entre dos dirigentes “históricos”: el interminable Pedro Rojas, quien va por otra nueva reelección bajo la tradicional bandera del PLN, y Asdrúbal Benavides, nominado por Nueva República—cuyo actual Secretario General, Fabricio Alvarado, cosechó en bastiones como Río Frío, Horquetas, La Victoria y La Virgen, una cantidad dramática de votos hace dos años, al igual que su lugarteniente Jonathan Prendas, actual diputado—. El PUSC aún se muestra capaz de movilizar algunos sectores, alrededor de su aspirante Johnny Matute, mientras que el PAC (que nunca ha sido fuerte en la zona) procura al menos aferrarse a algún escaño en el Concejo Municipal. La fortaleza de los conservadores en este territorio no ha pasado inadvertida para Restauración, el PIN, el PRSC y el PNG, e inclusive el casi extinto PRC, todos los cuales han presentado nóminas propias. Sin embargo, la pelea real en el distante cantón parece ser cosa de dos.

A menos de una semana de las elecciones, esta es la impresión política que me causa la provincia de Heredia. El cuadro general es el mismo de otras zonas: un PLN hegemónico pero en problemas (particularmente en una provincia que le es hostil en elecciones presidenciales), a una Nueva República menos sólida que en otras provincias pero siempre tenaz en busca de espacios, a un PUSC más presente y con capacidad de reto en algunos cantones, un PAC anémico y desarticulado, y a coaliciones y partidos cantonales que sólo lucen realmente fuertes en Santo Domingo y Flores. Sin embargo, las pocas jornadas que faltan son una eternidad en política, y un puñado de votos puede cambiarlo todo.

Robert F. Beers

Síganos en Facebook: RBeersCR

Síganos en Twitter: RobertFBeersCR