Apr. 5, 2021

Informe Legislativo: así fue la estafa del PAC

Este mediodía se dieron a conocer finalmente los informes de la Comisión Investigadora que desde el Congreso se dedicó a investigar los manejos financieros del PAC, y especialmente la famosa estafa al Estado perpetrada con los recursos de la campaña de 2010.

Recordaremos que por esta causa se realizó un resonante juicio, que terminó en la condena del ex tesorero y del mensajero del partido como "autores responsables" del delito, por un monto que aún está en discusión pero que se estima en más de ₡600 millones (los cuales, desde luego, no han sido pagados). Sin embargo, para los actuales diputados la investigación judicial dejó más dudas que respuestas, y por tal motivo decidieron hacer la suya propia.

Como era de esperar, apareció un informe de minoría (firmado por la diputada del PAC y que en esencia asegura que todo estuvo bien, que es pura politiquería y que los dos señores antes mencionados urdieron, planearon y ejecutaron por sí solos toda la estafa, sin ninguna colaboración activa o pasiva de la estructura política en sí misma). Y también un informe de mayoría, respaldado por todas las demás fuerzas políticas del Parlamento, y que esta tarde se hizo público luego de quedar aprobado en la Comisión.

De este último han salido las conclusiones más contundentes. Ya la prensa hizo mención de las recomendaciones categóricas: la solicitada destitución de Ottón Solís de su cargo como representante ante el BCIE, y la remoción de Margarita Bolaños (la firmante de todos los contratos dudosos) de su desacreditado puesto de "garante ética". Sin embargo, estos grandes titulares quizá dejan un poco enturbiado el meollo del asunto: cómo se desarrolló la estafa, y porqué no aparecieron más responsables.

De acuerdo a lo planteado en el informe, la respuesta sería simplemente que la Fiscalía sólo investigó unos cuantos eslabones de una cadena mucho más larga de hechos necesarios para que se diese el resultado. De ese modo, escaparon a la acusación formal (y por ende, a la atención judicial) varios hechos y protagonistas esenciales, a lo que se agregó por añadidura la sospecha de testimonios falsos (recordemos que en la primera sentencia se ordenó juzgar por falso testimonio a una ex diputada).

El diagrama deja más clara la ruta de aquella estafa, y permite conjeturar a los responsables políticos que, a criterio de la mayoría de la Comisión, contribuyeron de forma determinante en aquella vorágine financiera. Además de ellos, claro está, hubo decenas de dirigentes y militantes a los que el PAC involucró, utilizándolos como "instrumentos" para legitimar los recursos, lograr que el TSE se los reconociera y "extraérselos" con los contratos falsos. No en vano muchísimas personas que habían militado en las filas del PAC desde su fundación, terminaron por salir corriendo al percatarse de lo que había dentro en realidad: un partido que, en palabras de su propio fundador ante el Plenario Legislativo, al estafar a la ciudadanía merecía el calificativo de "enfermo".

A estas personas, de cuya sinceridad, ingenuidad y patriotismo tomaron ventaja sin ningún escrúpulo, no debe darles vergüenza alguna haber creído que la ética, la responsabilidad y la austeridad eran importantes y deseables en la política. Tampoco debe darles vergüenza haberse equivocado al creer que eran sinceros los que apelaban a esos valores para pedirles votos. No es motivo de vergüenza haber pasado por allí. Vergüenza debería darles sólo a los que, después de ver lo que había en realidad, decidieron quedarse.

Robert F. Beers

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