Apr. 14, 2016

El día que Costa Rica encontró su "Sinsajo"

Todo incendio inicia con una chispa”, rezaba uno de los lemas que publicitaba la saga literaria (y cinematográfica) titulada Los Juegos del Hambre, creada por la autora estadounidense Suzanne Collins. Narración futurista de ribetes desoladores, que alcanzó gran popularidad en los últimos años, hay quienes la consideran como una parábola contemporánea sobre la manipulación mediática y la trivialización de la crueldad. La heroína de la historia, sin embargo, es una huraña jovencita de origen modesto, cuyo espíritu indomable la convierte —sin haberlo buscado nunca— en un símbolo de esperanza, representado en la figura casi mitológica de un ave llamada “Sinsajo”.

Nuestra realidad, sin llegar ni remotamente cerca del panorama tétrico trazado por Collins en sus novelas, no está exenta de dificultades y obstáculos, que llenan de rabia, frustración y desaliento a buena parte de la población. Sin embargo, este 12 de abril saltó una chispa que “incendió” a la opinión pública, para dejar clarísimo que el malestar ciudadano no se limita exclusivamente a la esfera política (el tradicional pararrayos de toda frustración, justa o no). Hay otras personas y grupos que ejercen un poder igual —o acaso mayor, dada la ausencia de contrapesos— al de las autoridades civiles y políticas sobre los asuntos que nos afectan a todos; y para un sector nada despreciable de costarricenses, convencido de que el uso de esa influencia no ha sido el más apropiado, llegó el momento de exigir cuentas.

¿Dónde y cuándo comenzó este “incendio”? Nada menos que el 11 de abril, a los pies de Juan Santamaría y nutrido por las llamas de su heroica tea. ¿Y la chispa que lo originó? Saltó de los labios de una jovencita con temple de acero, que en menos de 6 minutos atrapó el espíritu de muchos reclamos de un país, y lo plasmó en palabras.

Al principio no fue muy notorio el rescoldo, claro está. Los medios de información tradicionales, para variar, lo ignoraron. ¿Qué importancia podía tener una chiquilla a la que habían dado un espacio de relleno en un acto cívico? Debía ser más urgente encontrar la manera de distorsionar lo dicho por algún actor político, o de promover sutilmente alguna inconfesable agenda propia.

La chispa, sin embargo, ya había saltado. Y para la mañana del 12 de abril, el “incendio” causado por la audacia de Evelyn Poveda ardía en miles de corazones patrióticos, mientras que los medios —desbordados por la espontánea marejada de simpatía hacia la pequeña oradora— se veían inesperadamente retratados como los “filibusteros” de esta temporada. Y, quizás sin haberlo previsto, su estampa desenvuelta y firme se convirtió —con la feroz rapidez de la era de Internet— en un símbolo, una inspiración para iniciar una batalla contra la desidia y la mediocridad, y para llamar a cuentas a los promotores de la decadencia. Así descubría Costa Rica su propio “Sinsajo”.

Abrumados por la avalancha surgida desde las redes, a los medios no les quedó más salida que transigir con la realidad: el “incendio” era real, voraz, intenso. Primero los periódicos digitales como CRHoy, luego La Nación, y más tarde la entrevista de Repretel. Hoy 13 de abril, también las portadas de La Teja y el Diario Extra se engalanaban con la silueta de Evelyn Poveda, y hasta Teletica tuvo que inclinarse, otorgándole a regañadientes una entrevista a la muchacha en la edición matutina. A esas alturas, semejante mea culpa era necesario, aunque fuese por rescatar la maltrecha credibilidad. Después de tantos meses golpeando sistemáticamente a las instituciones más esenciales de nuestra sociedad, “relanzando” programas para hacerlos menos útiles y más faranduleros, brindando publicidad gratuita a precandidatos de reciclaje o dando tribuna, también gratuita, a una propagandista de la vulgaridad y el consumo de drogas, todo por seguir modas o tendencias importadas, debía serles extremadamente difícil encontrar argumentos para desvirtuar el cargo de filibusterismo mediático, o para asumir la usual pose de “paladines del pueblo”.

Todo incendio inicia con una chispa”. Juan Santamaría empuñó la tea y espantó al invasor. A sus pies Evelyn Poveda empuñó el micrófono como tea e inició una nueva hoguera.  

La pregunta obligada: ¿qué sigue después? La respuesta, aunque suene trillada, no es por eso menos cierta: lo decidimos nosotros.

Está en nuestras manos, como ciudadanos de una Costa Rica que despierta a su realidad, decidir si la llamada de Evelyn Poveda es el principio de un movimiento duradero para limpiar y construir Patria, o si dejamos que sea el proverbial “escándalo de tres días”. Está en nosotros decidir si optamos por la cómoda mediocridad, o si resolvemos tomar en serio el llamado y asumir cada cual su deber. Nos toca definir si continuamos siendo cómplices callados del filibusterismo o si echamos mano de la tea fulgurante, le damos fuego a la desidia y nos convertimos en factores de un éxito nacional.

A Evelyn, sin embargo, no la abrumemos con una responsabilidad que no está obligada a asumir. No es tarea fácil convertirse en un “Sinsajo” e inspirar a una nación.

Robert F. Beers

https://www.youtube.com/watch?v=F-PBmrijfU4