Feb. 27, 2017

Hacia el 2018: partidos y pensamiento republicano

En nuestra anterior publicación, y a propósito de la campaña electoral que ya se nos viene encima, planteamos la necesidad de saber con cierta precisión cuál es la orientación política e ideológica de los principales medios de prensa que se siguen en nuestro país, para medir cuánto sesgo hay en la información que se nos brinda.

Ahora bien, es aún más necesario que conozcamos (de la forma más precisa posible) la oferta política e ideológica que será sometida a nuestra aprobación como electores. Es de esperar que algunos (los que se perciban a sí mismos con mayor probabilidad de triunfo) intenten desdibujar este aspecto en un afán de atrapar más electores; y por eso es vital anticiparnos al arranque real de las campañas políticas.

La tradicional ubicación "izquierda-derecha", se ha analizado con detenimiento en otras publicaciones nuestras. Diremos ahora, sin embargo, que los extremos, naturalmente, no se diferencian entre sí: ambos son totalitarios, en oposición a un centro ideológicamente variado, pero siempre moderado.

Existe, sin embargo, otro eje complementario del clásico "izquierda-derecha": es la distribución de los partidos y personajes según el tipo de alcance de sus postulados y discursos políticos. En su punto más bajo se ubica la "demagogia barata", seguida del populismo (que se da tanto en partidos de izquierda como de derecha y, aunque suene absurdo, incluso de "centro"), y en la cúspide, el elitismo (entendido como la defensa de intereses particulares o sectoriales por encima del interés general).

En otras oportunidades hemos planteado que la República, como sistema legitimado mediante la democracia, es la única forma de organización política que da cabida a todas las ideas y garantiza a un tiempo el pluralismo y las libertades públicas en general. Conocemos, además, que las ideologías extremas suelen buscar invariablemente desarticular las instituciones de la República que se oponen a sus designios. Quienes abrazamos el pensamiento republicano, que representa el respeto por el imperio de la ley y la búsqueda del bienestar general, tendemos a ubicarnos más cerca del centro que de las "esquinas"; aunque esto no es necesariamente cierto, pues si el régimen de turno se acerca al populismo o al totalitarismo, un republicano genuino puede verse en el curioso aprieto de ser considerado "extremista" por partidos o aspirantes cuyos intereses se contrapongan a este ideal.

Tal como se dijo en la publicación referida a los medios de prensa, no se trata en este caso de impugnar o emplazar a un candidato o partido en especial. La República requiere de la legitimidad democrática mediante el sufragio universal, y este debe realizarse en un clima de irrestricta libertad y adecuada información. Sin embargo, lo que se recomendó en el primer caso acerca de los medios también vale para este nuevo cuadro: quienes tengan la convicción de que los ideales republicanos deben mantenerse y fortalecerse, harían bien en evitar "las esquinas", mientras que quienes buscan un "cambio extremo" bien podrían (bajo su propio riesgo) hacer lo contrario.

Robert F. Beers

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